EDITORIAL
La alimentación, necesidad vital de todo ser humano es también un elemento social y cultural que aglutina y unifica a una ciudad. Por este motivo cuando se habla de gastronomía, no solo se habla de alimentos o platos típicos de una localidad, sino que con este término queremos abarcar un concepto mucho más amplio que incluye las costumbres alimentarias, las tradiciones, los procesos, las personas y los estilos de vida que se definen alrededor de la misma.
España, a nivel internacional, se identifica como uno de los principales destinos gastronómicos de Europa. Y todo esto se debe a que la gastronomía cada día gana más puntos, a la hora de elegir un lugar donde pasar unas vacaciones o una escapada para desconectar. Evidentemente todo esto se ha ralentizado por la pandemia, pero este verano la restauración gravemente perjudicada, ha visto una mejoría gracias al turismo nacional.
Los recursos gastronómicos mantienen las características necesarias para poder identificarse como patrimonios turísticos y culturales. La abundancia, la calidad y la variedad de los alimentos típicos representan un importante atractivo para aquellos consumidores llamados “foodies” es decir, curiosos de las culturas gastronómicas locales y deseosos de conocer la identidad de una localidad a través de sus gustos y sabores. Elche cuenta, sobradamente, con todos estos requisitos. Tiene una cultura culinaria de hace siglos, por ejemplo el Arroz con Costra y muchos otros platos, (incluidos las decenas de arroces), algunos de ellos sin ser propiamente ilicitanos de origen se han arraigado en nuestra cultura gastronómica desde hace años e incluso siglos. La degustación de un plato típico puede ser un ejemplo de la interacción entre el turista y la cultura local, interacción que posibilita al visitante conocer las motivaciones que llevaron a la preservación de ese plato; el contexto histórico en que éste surgió, y qué elementos proporcionan placer en la degustación de los manjares. El Arroz con Costra forma parte de esa cultura local y con una gran trayectoria histórica. Comenzó siendo un plato de reyes, después fue adquirido por las clases populares y el clero secular y a principios del Siglo XX fue el mayor reclamo culinario de nuestra ciudad para agasajar a reyes y personalidades de carácter político, cultural y social. En la segunda mitad del pasado siglo los inmigrantes que llegaron a Elche atraídos por el auge económico que experimentaba la ciudad, abrieron restaurantes y ofrecieron este arroz en sus cartas y menús, popularizándolo entre todos los que poblábamos Elche. Hoy gracias a los ilicitanos, a la Asociación de Amigos del Arroz con Costra, Comisiones de Fiestas y a los chef mediáticos, se ha convertido en uno de los platos más singulares del Levante. También hay que tener en cuenta iniciativas como la que ha protagonizado el Ayuntamiento de Elche, para que este plato entre a formar parte de nuestro bien cultural.
La comida es una parte importante de la cultura. Implica unión con el pasado, es un legado de otras civilizaciones, forma parte de la identidad y refleja la vida de las personas. Toda la carga experiencial, emocional y cultural que se esconde detrás de las tradiciones agroalimentarias y los hábitos culinarios de un destino ofrecen un importante recursos para el mercado turístico actual y para la satisfacción de un viajero moderno que busca, en sus desplazamientos turísticos, un enriquecimiento personal y cultural.

Noelia Pascual de Restaurante Cachito, ganadora de la World Paella Day Cup
Otras ciudades han creado circuitos turístico-gastronómicos con eslóganes que están teniendo éxito, como el de “Alicante ciudad de los arroces”. Sin ánimo de ofender a nadie, en Elche se elaboran arroces de mucha más calidad y variedad, pero no sabemos aprovechar este recurso. Un claro ejemplo de nuestro buen saber hacer, lo tenemos en Noelia Pascual de Restaurante Cachito, ganadora de la World Paella Day Cup. La chef, ha sido noticia en todos los medios nacionales. Pero, vamos a saber encauzar este éxito de la joven cocinera para atraer más turismo a nuestro entorno. O por lo contrario vamos a dejar pasar esta ocasión como siempre. No sería mejor, aunque suene pretencioso, vender que en nuestra ciudad se elabora el “Mejor arroz del mundo”. De hecho, así lo ha decidido el jurado de la World Paella Day Cup.
Nuestra ciudad con su gastronomía popular y la que nos ha llegado de otros territorios, su historia y su amplia red de restaurantes, mesones y tabernas en el casco urbano, campo y costa, tienen esa capacidad sobrada para atraer ese turismo cultural y gastronómico que otras poblaciones atraen con menos posibilidades, en todos los sentidos, que la nuestra. Pero han sabido trasmitir sus valores mejor que nosotros. Por poner un ejemplo, Elche fue una de las principales villas productoras de aceite de oliva. Existe una gran tradición aceitera desde hace siglos. Nuestras Almazaras, una de ellas con más de dos siglos de historia, elaboran un AOVE de muchísima calidad, algunos han sido reconocidos con importantes galardones. También contamos con valiosos vestigios de aquella industria del aceite, aunque algunas de esas piezas históricas como la almazara morisca de la ladera del rio Vinalopó, por desidia de las continuas administraciones, se esté perdiendo. La historia del aceite de oliva en la ciudad es totalmente desconocida para el visitante, y por desgracia, para muchos ilicitanos. En este sentido, laCostra.es va a proponer a Elche un proyecto para recuperar esta parte de nuestra historia. Una idea que creemos que puede ayudar a potenciar el turismo gastronómico y cultural.
Para tener un turismo gastronómico y cultural de calidad, son necesarias políticas unitarias llevadas acabo por los espacios de restauración, hoteleros, comercios y las distintas administraciones. Creando todos juntos proyectos y sinergias en común, como por ejemplo la Fireta del Camp d’ Elx. Iniciativas que sean lo suficientemente atractivas para atraer al turismo gastronómico cada día más exigente con la calidad. Pero no debemos descuidar la oferta cultural (no puede haber salas culturales cerradas, sin actividad). Necesitamos personas capacitadas al frente de la cultura en Elche, que sepan y entiendan que la historia, la tradición y la gastronomía son nuestro legado y forman parte de nuestra cultura y uno de los mayores activos que podemos ofrecer a nuestros visitantes.